MFA ha celebrado las VII Jornadas de Espiritualidad Ignaciana
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MFA ha celebrado las VII Jornadas de Espiritualidad Ignaciana

El fin de semana del 24 al 26 de Marzo tuvieron lugar las VII Jornadas de Espiritualidad Ignaciana. Con muchas ganas llegamos los miembros de MFA-Cid  a Madrid ,ni el frío ni la nieve que encontramos por el camino menguaron ni un ápice la ilusión  por vivir intensamente esta oportunidad y por  encontrarnos con el resto de MFA que poco a poco se iban uniendo a un grupo formado por 62 miembros de las distintas comunidades de España.

“CONTIGO SIEMPRE” con estas  palabras tan  llenas de fuerza  a los pies del altar comenzábamos  la exposición del Santísimo, poniendo el corazón en silencio para poder disfrutar al máximo de unos días de intimidad con el Señor.

Durante estos días de recogimiento interior nos iba a acompañar siempre el pensamiento de Madre Alberta: “Quiero decididamente seguir a Cristo” del cual nos habló la Hermana Begoña  destacando que la vida del cristiano es una historia de amor donde el protagonista es Jesús que nos llama para que estemos con Él. Un seguimiento de amor a un Dios implicado e implicador  que nos encarga la misión de anunciar que el Reino de Dios está cerca y la espiritualidad ignaciana genera un apasionamiento por la misión a la cual nos llama Jesús.

Con ella trabajamos ” Seguir a Jesús: una hoja de ruta personal” donde  nos indicaba la importancia de comenzar cada día de nuevo, de ver la dirección en la que vamos en la vida y esta decisión tiene que ser algo personal porque cada uno tiene su propio camino, pero siempre afrontando la situación de cada uno, no desencantarnos, y  así necesariamente tenemos que conseguir un  cambio por dentro que nos llevará a Cristo.

Pedro Mendoza, sacerdote jesuita nos habló  en la charla “El más ignaciano ¿voluntarismo o respuesta agradecida?” en la que nos decía la pauta jesuita  que todo en la vida debe ir encaminado para la mayor gloria de Dios, en todo amar y servir… el MAGIS ignaciano, el más y el todo…ese más  que hoy en día incomoda porque nos da miedo a comprometernos, a decir que es para toda la vida. Conversión, agradecimiento y seguimiento han de ir siempre unidos. El más ignaciano, el querer siempre lo que más agrade a Cristo, debe ser deseado y nunca impuesto, porque si no, se convierte en agobiante, no se trata de exigir sin límites si no de suscitar el deseo de dar generosamente a Dios lo mejor de uno mismo.

Por la tarde continuó con “El proceso interno del “más” en la vida de Pedro apóstol” donde fue desmenuzando el carácter de Pedro, el que siempre cargaba con el peso de los demás, el que ante circunstancias difíciles perdía el control de sí mismo, un Pedro que sintió la llamada de Jesús Mc 1,16-18 y  dejó las redes en las que trabajaba para seguirlo, al que el mismísimo Jesús le dice “sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” en Mt 16,13-18,que alardea delante de todos que siempre estará con él pero que le niega tres veces, un Pedro que experimenta conmovido que es objeto del amor de Dios y en el que se produce una verdadera conversión y que a diferencia de Judas acepta ser mirado con misericordia.

Compartimos Eucaristía, laudes, oraciones guiadas que nos ayudaron a estar más cerca de Jesús y todo esto en silencio…para poder escuchar mejor la voz de Dios cuya presencia se respiraba dejándonos disfrutar de Él, sin prisas, sin pensar en nada más…un fin de semana sólo para Él.

El domingo la Hna. Mª Jesús Barceló nos habló de la llamada que el Señor nos hace a cada uno de nosotros, una invitación personal para seguirle de cerca: ”Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré y cenaré con él y él conmigo” (Ap.3, 20) es Él el que toma siempre la iniciativa, pero somos nosotros los que tenemos que responder y hay que estar atentos a esa llamada. Nos acercamos a las figuras de Marta y María. Vemos a Marta  que  actúa “correctamente” afanándose y trabajando en múltiples tareas pero está agobiada, nerviosa y no disfruta, se atreve hasta a reprocharle a Jesús, en cambio María está pendiente a los pies de Jesús, se sitúa como discípula, escucha, acoge…simplemente está con Él.

Después de un fructífero trabajo en grupos tuvimos una puesta en común para ver qué es lo que hemos aprendido durante estas jornadas, qué  nos impide estar siempre a la escucha, qué es lo que debemos cambiar  y cómo podemos vivir todo esto desde cada comunidad de MFA.

Y tras la evaluación del  fin de semana, la tradicional foto en grupo y una animada comida, cada uno salimos para nuestras ciudades con el “corazón esponjado” por tanto vivido y compartido, en el pensamiento de cada uno la frase de Ignacio “en todo amar y servir”  y  planeando ya el siguiente encuentro de esta queridísima y gran familia que formamos MFA.

Inmaculada, MFA-Avda del Cid

 

Testimonios:

«Es la primera vez que asisto a las Jornadas de Espiritualidad que comenzaron el día 24 de marzo. En mi humilde opinión fueron fantásticas y me resultaron cortas. Me gustó particularmente la intervención primera de la H. Begoña y las dos  charlas del Padre Pedro Mendoza. Para mí fue un principio en mi búsqueda de Dios. GRACIAS»

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«Estamos en plena Semana Santa y llegan a mis recuerdos los últimas Jornadas de Espiritualidad  de MFA, encontrarnos con caras conocidas, escuchar el silencio; un tiempo  para salir del ruido y encontrarse con uno mismo, un espacio para  encontrar a Dios; intentar recalcular la hoja de ruta como nos decía  la hermana Begoña, el jesuita D. Pedro Mendoza explicándonos el  “magis ignaciano» y la figura de Pedro así como la hermana Mª Jesús recordándonos que Jesús nos llama por nuestro nombre para seguirle más de cerca y explicándonos la figura de Marta y María y en qué posición queremos estar ante Jesús. ¡Cuánto material nos han dado para reflexionar! Todas las charlas seguían un hilo común, un pensamiento de Madre Alberta:» Quiero decididamente seguir a Cristo».

Participar en una Eucaristía que nos hace sentirnos  familia, hablando con los ojos y con el corazón. Al final de la Jornada, se rompía el silencio y, en una puesta en común, llegamos a la conclusión que esta experiencia debería ser vivida por todos los miembros de MFA. Volver a empezar una y otra vez; cada uno tenemos nuestro propio camino y, sí, he decidido seguir a Cristo» Helena

 

 

Fotografías:

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