Diario de viaje 13: Salida de Caracas. Llegada a Madrid
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Diario de viaje 13: Salida de Caracas. Llegada a Madrid

ContenidoDeLasMaletas En el aeropuerto de Caracas, cuando ya había facturado las maletas hasta Madrid, y no podía sospechar ningún problema con maletas, unos 40 minutos antes de salir el vuelo a Miami, me oigo mi nombre por los altavoces, además sin “ñ”, Señora Begona Pecina que se presente… Llegué y me dijeron que me pusiera un chaleco de Security amarillo fosforito con rayas grises, y también a una señora algo mayor, con marca pasos y un hombre. Nos pasearon a los tres por medio aeropuerto detrás de una azafata sin ninguna explicación. (Me tendríais que ver como un reo paseando por todo el aeropuerto y todo el mundo contemplando…). Nos bajaron a unos hangares después de cruzar una calle y vimos unas largas mesas con unas 8 personas a las que la policía les estaba revisando las maletas, sacando absolutamente todo. En un principio, me imaginé si sería porque querían darnos unas instrucciones por ir en la ventanilla de seguridad, y no entendía nada. Al llegar allí, ya vi que nos querían revisar las maletas. ¿Por qué? No sabía; pensé en los perros que olieron a la hermana del chorizo. Lo único que llevaba era un paquete de café colombiano.

Cuando me llegó el turno, me empezaron a sacar todo, todo. Los paquetitos los tenía que ir abriendo uno a uno. Llevaba algún regalo que me habían dado para otras personas que ni yo sabía que eran, y les decía: “es que ni sé que es”, pues, “ábralo”, y me daba pena porque algunos estaban muy bien envueltos, y llegarán hechos un asco. Abrieron el paquete de café y lo olieron. Un señor me dijo que a veces, en el café meten droga… Les pregunté que qué era lo que habían olido los perros, y me dijeron que no fueron los perros, sino que en el escáner habían visto algo que no sabían qué era. Por fin, me dejaron en paz y volvimos, la señora del marcapasos, la azafata y yo a toda velocidad porque perdíamos el vuelo. A pesar de ello, nos hicieron pasar las personas y el equipaje de mano por un escáner.

Llegamos a la puerta de embarque y aún nos pasaron con el papelito mojado que ahora pasan por las manos, la ropa, las maletas abiertas, y todos los objetos e incluso me hicieron quitar las sandalias, y se las llevaron para pasarlas por el escáner… La señora del marcapasos, a cuenta de su aparato, se libró de algunas cosas, y el señor que bajó con nosotras a las maletas, como acabó primero, se subió, pero vi que la abrir su maleta tenía toda una charcutería dentro. No sé cómo acabaría la cosa… Cuando me devolvieron mis sandalias, todavía me hicieron pasar todo el equipaje de mano otra vez por otro escáner. Yo les pregunté qué cuántas veces lo iban a pasar, que ya era la tercera, que todo esto era para escribir un buen diario… Ellos se reían a gusto porque comprendían que era verdad. Una azafata me dijo que todo lo de abajo había sido a causa de la policía local de Caracas y lo de arriba que era obligado por los EEUU.

Yo solo pensaba que si eso me hubiera pasado a la ida, no lo cuento…

En cuanto subí al avión, corriendo por los pasillos, cerraron rápido y el piloto levantó el vuelo inmediatamente. Me estaban esperando…

En el vuelo Caracas-Miami, el compañero que me tocó fue un religioso. Soy el padre Pablo…, mariólogo, ¡qué casualidad!, me dijo. Hablamos un rato, era venezolano e iba a EEUU a dar unas charlas.

Hna. Begoña1Quiero aprovechar para agradecer a todos los que habéis colaborado con medicamentos e incluso con dinero, que se les entregó en mano, lo mucho que se les ha aportado. Han estado muy agradecidas de vuestra colaboración. Me dijeron que los medicamentos los llevarían al dispensario que tienen cerca del colegio, porque allí acude la gente y es muy triste cuando no tienen nada que dar. El dinero también les es muy necesario. Una hermana dijo: ¡qué bien podremos comprar “cebollín”! (para cocinar con algo de sabor…) ¿A quién se le ocurre decir que va a emplear el dinero o parte de él en esto? Pensé que solo a quien tiene hambre.

Sin duda, el Señor tiene que compensar la vida diaria de estas hermanas que se vuelcan con todo cariño con estos hermanos nuestros marginados. Ver sus casas construidas unas encima de otras, la estrechez de los espacios, el hacinamiento y la miseria, es ver la malicia y el pecado social de nuestro mundo.

El vuelo Miami-Madrid muy bueno, la comida estupenda, y el llegar a Madrid, todavía me esperaba otro obstáculo. Mi maleta no llegó. Espera que te espera. Me mandaban del tingo al tango. Al final, fui a dar a la reclamación de equipajes. Quizá mañana llegue. ¡Ojala!

Realmente, no han faltado los “pedruscos” en el camino, pero se han ido resolviendo, así es el camino de nuestra vida, una cadena de amores y sinsabores que hay que ir “toreando” de la mejor forma posible y, si lo hacemos, con Él, siempre nos irá, sin duda, mejor.

En Madrid, fresquito, me alegró mucho el cuerpo y el alma.

Debo dar gracias a Dios y a vuestro apoyo con la oración y vuestro interés porque no he tenido un solo problema en los vuelos, no ha habido retrasos, las maletas siempre han llegado bien, incluso con la carga… (aunque haya sido un “peso psicológico” todo el viaje); todo ha llegado a su destino en perfecto estado. Esperemos que esta última maleta, también. Yo he estado bien, con salud y energía… He regresado muy satisfecha de las reuniones, del ambiente, de la obra que realiza la Pureza en zonas de frontera, en centros en los que tanto bien se hace. Son experiencias, como las del Congo, que marcan y dejan huella. ¡En fin! ¿Qué más pedir?

Sí, una cosa para todos: ¡seguir en sus manos de Padre, siguiendo con entusiasmo a Jesús, dejándonos envolver por el Espíritu!

Ya no continuará… Un beso y ¡¡gracias!!

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