Diario de viaje 7: Caracas – Bogotá
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Diario de viaje 7: Caracas – Bogotá

17-3-2016

DSC_8833¡¡¡Empezamos a acostumbrarnos a madrugar!!! El despertador que estaba preparado para las 2.45 no ha sido necesario y a las dos y media ya saltábamos de la cama. A las tres salíamos hacia el aeropuerto con la Hna. Elena al volante.

El aeropuerto a esa hora ya era un hervidero de gente. Se veía que muchos pasajeros pasaban la noche para salir temprano con sus vuelos. Nos dicen que ha descendido mucho la cantidad de gente que vuela, tanto por las restricciones económicas como por las políticas. En cualquier caso solo podemos decir que las colas en los mostradores de embarque, las del control de seguridad y las del pasaporte han durado casi las dos horas de espera del aeropuerto.

A las dos horas de vuelo y justo al descender por debajo las nubes, ya hemos visto desde el aire la preciosa sabana colombiana sobre la que se asienta Bogotá. Los invernaderos, que suponemos llenos de flores, destacan en un fondo de verde intenso precioso. Parece extraño que también aquí sean necesarias restricciones de agua.

Un ratito breve para el control de pasaporte y para recoger las maletas y ya estábamos con casi toda la comunidad del colegio Pureza de María de Bogotá: Las Hnas. Gloria, Mónica, Diana, y Xaviera. Abrazos y alegría. Esta es la primera imagen que recordaremos de Bogotá. Su bienvenida y su sonrisa. Ellas nos informan que han podido venir casi todas porque el país está de huelga general y ayer tuvieron que decidir suspender las clases ante las dificultades que se preveían para llegar al colegio. Les respondemos que son muy amables de su parte de organizar para nosotros ¡¡¡un día entero de fiesta!!!!

Nos vamos hacia el colegio con temor a un colapso por la huelga, pero finalmente el viaje no tiene más que los “trancones” normales. El colegio es enorme y precioso en la base de una colina boscosa de enormes pinos y eucaliptos y rodeado de grandes prados verdes. Un espacio que solo de verlo, genera tranquilidad.

Al llegar nos espera la Hna. más veterana del colegio, la Hna. Antonia y con ella un espléndido desayuno y un ratito de descanso. La huelga ha cambiado todo el plan previsto y las reuniones de hoy se aplazan hasta mañana, por tanto tenemos una tarde libre. Pero las Hermanas nos han preparado un plan sustitutivo perfecto para la tarde de lluvia que se prevé.

Efectivamente, poco después de comer empieza a llover, pero nos vamos con el coche hasta Zipaquirá a visitar la “catedral de sal”. En un espacio natural impresionante, se encuentra una montaña de sal que empezaron a explotar los indígenas precolombinos. Los mineros han continuado extrayendo sal hasta hoy. En el interior de la montaña, esos mineros han tallado en la misma roca de sal, una catedral y un vía crucis completo.

Una visita en la que te maravillas de la naturaleza, de la capacidad técnica del ser humano, porque la visita se realiza a más de 170 metros bajo el suelo, y de la Fe que movió a esos hombres a encomendar su trabajo a Dios y a su patrona Nuestra Señora del rosario de Guasá. Una visita en la que solo al admirar esa obra conjunta de Dios y del hombre se convierte en una oración por sí misma.

Salimos ya de noche y en el viaje de vuelta nos detenemos a cenar en un restaurante de crêpes, por cierto deliciosas, en el que solo trabajan mujeres cabezas de familia.

 

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