Día de la Pureza

En este día especial de la Pureza de María, celebramos y veneramos a la Santísima Virgen, quién, desde el primer instante de su Inmaculada Concepción, fue preservada por la gracia divina de toda mancha de pecado original, convirtiéndose en el modelo perfecto de pureza y santidad para toda la humanidad. María, llena de gracia, elegida entre todas las mujeres para ser madre de Dios, vivió una vida de completa entrega a la voluntad del Padre, manifestando en cada acto y en cada palabra su amor incondicional y su fidelidad absoluta a los designios divinos.

Al meditar en la pureza de María, recordamos su rol fundamental en la historia de la salvación, siendo el vaso purísimo a través del cual la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, trayendo la luz de la redención al mundo. Su pureza no es sólo un don recibido, sino también un ejemplo de cómo el ser humano, en cooperación con la gracia de Dios, puede vivir una vida en plena comunión con Él, reflejando en su dividida la santidad a la que todos estamos llamados.

Que, en este día de la Pureza de María, al contemplar su ejemplo, nos inspiremos a buscar la pureza en nuestros corazones, a vivir una vida de virtud y a resistir las tentaciones que nos apartan del amor de Dios. Pidamos a nuestra madre celestial que nos proteja bajo su manto de pureza, que interceda por nosotros ante su hijo y nos guíen el camino de la santidad. Que ella, reina del cielo y de la tierra, nos enseña a amar a Dios con un corazón puro y sincero, y que nos conduzca, al final de nuestros días, al gozo eterno de la presencia divina, donde podremos contemplar la gloria de su hijo Jesucristo, junto a ella, en el reino de los cielos.

Amén

Novena a Madre Alberta

Señor y Dios nuestro, que nos diste a Madre Alberta como ejemplo de amor y servicio a la Iglesia. Concédenos que sea reconocida su santidad y danos, por su intercesión, la gracia que confiadamente te pedimos.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.