25 Abr III Encuentro de coordinadores de MFA en Madrid
Al comenzar esta reunión, Señor, nuestros corazones se levantan hacia Ti en busca de tu mirada. Escúchanos, Señor. Da respuesta a nuestras preguntas, y ayúdanos en nuestras inquietudes, Tú que eres nuestro Dios en quien nosotros confiamos.
Así, comenzábamos el III Encuentro de coordinadores de MFA en Madrid, que tiene como lema: «Vosotros sois la sal de la tierra » (Mt 5,14). “Lo primero en nuestra vida es la voluntad de Dios” (M. Alberta).
Después de un año volvimos a reunirnos, consejo ejecutivo y coordinadores. Este año con trabajo ya hecho desde casa. Estuvimos rumiando sobre nuestra espiritualidad en la vida diaria y dentro de MFA.
Luego de una calurosa bienvenida de parte del consejo ejecutivo comenzamos a trabajar.
Dentro del grupo nos encontramos, abrimos nuestros corazones, nos escuchamos, compartimos nuestras experiencias, donde el punto en común es el movimiento, es caminar, es estar subiendo, es estar en un espiral, es un círculo, es crecer, pero creo que básicamente es que cada uno, desde nuestro lugar, estamos en camino hacia Él.
Luego nos centramos en qué etapas del proceso de crecimiento espiritual encontrábamos a nuestra comunidad, esta reflexión nos hizo tomar conciencia y, poco a poco, fueron surgiendo de acuerdo a la experiencia de cada uno.
Sin duda, este proceso es dinámico y nos hace estar en movimiento. Nos produce una inquietud un empuje por hacer y hacer, nos va motivando a realizar nuestra tarea.
“Señor, ayúdanos a cambiar nuestra mirada, a descubrir lo profundo que se esconde en lo cotidiano de la vida diaria. Tú pasas cerca, caminas la vida al lado nuestro. Danos una mirada que nos descubra tu presencia, para aprender a rumiar la vida y a saborear la existencia”
Como responsables de cada MFA, tenemos un punto en común en el crecimiento espiritual de nuestra comunidad. Principalmente, es el de motivar con distintos medios para afrontar el camino que estamos recorriendo juntos, cada uno con lo que tiene y con lo que puede, desde su lugar.
Como grupo, el objetivo principal en el crecimiento espiritual es motivarnos unos a otros, acompañarnos, estar, pertenecer, andar, permanecer unidos para afrontar las dificultades que puedan surgir, y sobrellevar los escollos que podamos encontrar una vez iniciado el camino.
Lo que debemos comprender como comunidad es que la perfección consiste en una lucha cuya duración se extiende a toda la vida, y que solamente triunfa quien persevera en ella.
Por último, tanto en los momentos de crisis como en los de suave y gozoso avance, el camino debe ser una instancia de paz, de confianza, de ánimo. Confiar en Él. Y confiar en el compañero de ruta que nos ayuda a mirar hacia la cumbre y a dar un paso más y más hacia Él.
No cuantifiquemos nuestro crecimiento espiritual, mirando hacia atrás, acumulando en nuestra mochila “crecimiento” si no, que vivamos el presente, el hoy, el ahora con lo que tenemos, con lo que somos, y que la experiencia nos permita cada vez poder ver mejor a través de sus ojos.
Adrián Piantelii, MFA-Barcelona
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