23 Feb Excursión MFA Cid, MFA Grao y MFA Ontinyent
En mitad de dos semanas de viento y lluvias, el pasado sábado 4 de febrero, tuvimos el regalo de disfrutar de un clima primaveral. Miembros de MFA de Grao, Ontinyent y Cid, realizamos la excursión por el Parc Fluvial de Ribaroja, una maravillosa ruta circular por el área natural del Túria, en un espacio protegido y bañado por el río.
Comenzamos el día con la acogida de las Hermanas del Cid y el saludo de nuevas familias con ganas de compartir el encuentro con mucha alegría e ilusión. Una vez allí, nos recibió el murmullo del río y un sol espectacular. Arrancamos la excursión escuchando cómo Madre Alberta disfrutaba de la naturaleza y alentaba a las hermanas y alumnas a buscar momentos para disfrutarla. Con ese eco de contemplar la naturaleza, rezamos juntos la oración de San Francisco de Asís y dimos gracias por el hermano sol, la hermana agua y la hermosa madre tierra.
Durante la marcha se nos invitó a ser contemplativos, “abrid muy bien los ojos y encontrar en la naturaleza objetos que nos permitan por la tarde realizar un mural de obras de arte”
A lo largo de la ruta recogimos piedras, ramas, hojas secas y cortezas de árbol. Finalizada la caminata, disfrutamos de una maravillosa comida al aire libre – compartimos charlas, comida y risas. Después del café y el dulce, nos pusimos manos a la obra y salieron, realmente, obras de arte. Murales preciosos hechos con piedras palos y cortezas.
Nos lo pasamos fenomenal con los jueces y las explicaciones del significado que cada artista le daba a su obra. ¡De verdad, que hay mucho arte entre nosotros!.
Una vez terminado el mural hicimos otra actividad en familia. A cada uno, nos dieron un papelito con una frase incompleta de Madre Alberta. Faltaba la otra mitad, que estaba en otro lugar. Corriendo debíamos ir a buscarla y completar la frase. Entre todos nos ayudamos y pudimos ponerlas todas correctamente sobre la mesa. Cada familia elegió, entre todas, la frase que más le ayudaba en ese momento, o le tocaba el corazón, y la escribía en una piedra grande. La intención era llevárnosla cada familia a nuestra casa, pero una voz sabia nos hizo ver que, si las dejábamos por el paseo, alguien las encontraría y, seguro, le haría mucho bien.
Todos nosotros ya nos llevábamos el mensaje de madre Alberta guardado en el corazón. Así que, dejamos las piedras para que el Espíritu tocara otros corazones.
Después de recogerlo todo, y dejar a la hermana tierra tal y como la habíamos encontrado, nos fuimos a celebrar la misa a Riba-roja. Allí participamos con las lecturas y los cantos. Escuchamos el Evangelio “sois la sal y la luz”. Y, simplemente, con el hecho de compartir la eucaristía con el pueblo, el sacerdote y los feligreses nos agradecieron, con mucho cariño, nuestra presencia entre ellos. Con Jesús en nuestro corazón nos despedimos todos los MFA con ganas de un próximo encuentro.
Sorry, the comment form is closed at this time.