22 Jun Diario de viaje 1: Miami a la vista!!!
Este viaje se me hacía un poco cuesta arriba y no lograba motivarme. He pedido mucho, desde hace tiempo, para que lo que les pueda aportar a las hermanas y miembros de MFA, tanto por lo que llevo como por lo que podamos compartir, sea positivo y yo consiga esa actitud de entrega que solo la da el Amor.
Todo ha empezado a cambiar al llegar al aeropuerto. Qué extraño, ¿verdad? , pero así ha sido y … empezamos bien!
Todo ha comenzado a desarrollarse estupendamente. Me ha acompañado Felipe hasta la facturación con las tres maletas e incluso le han dejado pasar. Al tener sacada la tarjeta de embarque solo he tenido que esperar una cola de tres personas, ¡mientras que la otra era interminable! La señorita de facturación muy amable, aunque me ha hecho toda clase de preguntas, a dónde voy, por qué, países, a que nos dedicamos… e iba anotando mientras yo contestaba.
No estaba preparada para el «abordaje» de tanta pregunta aquí en Madrid; lo dejaba para Miami o Venezuela. Pero, en fin, he salido bien y de paso me he concienciando para el resto de vuelos. Me han facturado las maletas hasta Panamá y me han dado la tarjeta de embarque del vuelo Miami- Panamá, lo cual alivia.
La masa de gente en el aeropuerto es increíble, auténticas mareas que nos han trasladado en los trenes internos hasta no se sabe dónde… Los vuelos a América ¡muchísimos! Después del control que he pasado sin «pitos ni flautas», nos han hecho otro control antes de entrar en la zona de los vuelos a América. Aquí estoy esperando en la cola y procurando dos cosas: mantener la Paz y prestar la máxima Atención.
Ya en el avión, la alegría de tener asiento en pasillo. ¡Pequeñas cosas que te permiten moverte! La gente va entrando, de toda clase de razas, colores y rostros. ¡Qué bella es una humanidad tan diversa!
Lo de mantener la Paz no es cosa baladí. En circunstancias normales, cuando todo va sobre ruedas, es fácil, ¿verdad? Todos lo hemos experimentado. No sucede así cuando las «voces nos confunden» y percibimos que no comprenden nuestros objetivos, que hay ciertas reservas, que nosotros mismos no atinamos en la mejor respuesta o actuación, que nos estresamos ante las posibles dificultades, temores, o simplemente, lo desconocido. Así que a confiar en el Señor y abandonarse en sus manos. Esta es, sin duda, la mejor receta. Y voy a seguirla porque estoy convencida de que nada puede pasar fuera de lo que Él quiera. Y, en cuanto a la atención, me hace mucha falta porque soy de las que me abstraigo de tal manera por lo que hago que me olvido del resto del mundo y, en este caso, necesito poner bien el «foco» en aquello que va sucediendo a cada momento. Precisamente, el libro que me he traído para leer en el viaje se titula «Focus».
La jovencita que tengo a mi lado enseguida ha explorado la pantalla táctil que tenemos cada uno que permite ver películas de todo tipo, juegos, revistas, noticias, música, cargar el móvil… Y así he aprendido yo. ¡¡cuántas oportunidades!!
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