11 Ene Oración del 14 de enero
ungido por Dios
con la fuerza del Espíritu Santo,
que pasó haciendo el bien
y curando a los oprimidos por el diablo,
porque Dios estaba con él”
(Hch 10, 38)
Así afirmaba el apóstol Pedro, presentando la persona de Jesús a una familia extranjera. Se refiere a él como el Ungido de Dios, el que pasó haciendo el bien, con la fuerza del Espíritu Santo como sello garante de la presencia de Dios en él. ¡Qué sencilla y profunda descripción de Jesús!
Jesús fue el Ungido, el elegido para anunciar y encarnar la Palabra de Dios, Buena Noticia para todos los hombres. Y esa Buena Noticia se concreta en un bien para nosotros. Toda la vida de Jesús fue un hacer el BIEN porque Dios quiere nuestro BIEN.
¡Cuántas veces el BIEN de Jesús tuvo que enfrentarse al MAL del odio, de la violencia, de la mentira, del egoísmo…! Pero el BIEN triunfó sobre el MAL. Y Jesús nos transmite su secreto para vencer el mal a base de bien; Jesús nos bendice y nos unge con la fuerza de su Espíritu Santo.
En esta noche, cerramos los ojos y nos conectamos con esa presencia del Espíritu de Jesús en cada uno de nosotros. Como en el bautismo de Jesús, nos sentimos inmersos en esa convicción profunda de sabernos y sentirnos hijos en el Hijo, amados por nuestro Padre Dios y en comunión con todos nuestros hermanos; elegidos y enviados a hacer el BIEN con la fuerza del Espíritu, afrontando los ataques del enemigo.
En un momento de silencio, tomo conciencia de todo ese bien que estoy haciendo, del bien que podría hacer y no estoy haciendo, del mal que me afecta y de los bloqueos que me impiden actuar, de la fuerza de Dios actuando en mí…
Jesús, impulsado por la fuerza de tu Espíritu, quiero decididamente anunciar la Buena Noticia, buscando en todo y siempre el BIEN de los demás.
Amén
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