Misión Compartida en MFA-Cid
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Misión Compartida en MFA-Cid

Nos reunimos el sábado 18 de Noviembre preparados para dejarnos sorprender por el grupo Splagzinomai  y un título sugerente: Misión compartida.

Ya habíamos trabajado el tema en Godelleta en la Jornadas de formación de Octubre  y nos dejó muy buen sabor de boca, ahora tocaba desmenuzarlo un poco con nuestra familia de MFA-Cid. Como nos decía Toni Catalá en  Godelleta, la comunidad cristiana es una comunidad convocada por Dios:  llamó a los que Él quiso. Es una invitación gratuita de Dios, cada uno desde su situación personal, el que convoca es siempre Jesús, por eso nos elige desde la diversidad: solteros, viudos, separados ,consagrados, casados…y cada uno de nosotros le responde de una manera diferente ,cada uno con sus dones recibidos por Él ,ni mejores ni peores, esta diversidad es riqueza y por eso siempre suma y enriquece a la comunidad.

Nosotros como Familia Albertiana hemos sido llamados y hemos elegido compartir esta misión desde el carisma de Pureza de María, y juntos damos gracias por los  dones personales que  cada uno ha recibido del Espíritu Santo y que nos hacen únicos e imprescindibles en esta misión compartida.

Después participamos en una divertida y reveladora dinámica : nos repartieron un abanico de papel, cada uno ponía su nombre en el primer pliegue y lo pasaba al que tenía al lado, en cada abanico que  nos llegaba teníamos que escribir qué reflejo de Dios veíamos en la persona cuyo nombre figuraba en la primera línea de modo que al final de la rueda cada uno recibió su abanico con los dones que los demás veían el él.

Pasamos juntos a la capilla donde nos dieron un trozo de papel con unas semillas(nuestros dones), en el altar una maceta llena de tierra con la frase: ”Qué bonito es ver crecer tus dones”, nos fuimos acercando a sembrar el don que cada uno queríamos ofrecer al Señor mientras decíamos  “ Gracias Padre por regalarme tus dones .Te los ofrezco para que Tú los hagas crecer”.

Y así nos despedimos,  sabiendo lo que  reflejamos al resto de cada uno de esos dones recibidos y con ganas de hacerlos crecer  en comunidad para contagiar nuestro amor por Cristo.

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